jueves, 16 de diciembre de 2010

LA VIRGEN MORENA




“Virgencita,
danos una fe firme,
una esperanza sobrenatural
una caridad ardiente
y una fidelidad viva”

Extracto de Oración a Guadalupe. Que no pasa de moda.

Érase una vez en el Tepeyac

Así como de cuento comenzó la historia del indígena Juan Diego con la “señora morenita” que se le aparecía en medio del monte, apenas corrían 10 años de la conquista de México, en 1531, martes 12 de diciembre para ser exactos, y este siervo, que todos tomaban como falto de cerebro, comenzando por el obispo Fray Juan de Zumarraga, decía que una bella y elegante señora de nombre Coatlallope (la que pisa la serpiente) le pedía la construcción de un templo en ése cerrito del Tepeyac, para que así los nativos tuvieran un lugar donde contar sus penas y recibir palabras de paz y tranquilidad, para comprender que la religión no era exclusiva de una raza sino de todas las criaturas del señor. Los españoles, al oír el nombre, la tomaron como la virgen que ellos conocían, originaria de Extremadura España; Guadalupe, pero en éste caso se trataba de una virgen María diferente, ésta si era 100% mexicana pues se comunicaba con Juan Diego tanto en Nahuatl como en Español. Para ayudar al pobre hombre que estaba cansado de dar tantas vueltas, pues eran ya cuatro días de exponerse a las burlas de todos los que lo escuchaban, Guadalupe pidió a su hijo Juanito, que cortara todas las rosas de castilla que pudiera y las mostrara a las autoridades, como prueba de su existencia. Juan Diego lleno su ayate y bajó para buscar al señor obispo de la Nueva España, y al mostrarles las rosas, éste le preguntó, ¿en donde las cortaste nativo?, pues era temporada de hielo y frío, y las rosas se daban en la primavera, él indígena no supo que contestar y solo cayó de rodillas, las rosas se desparramaron por el piso y todos quedaron asombrados al ver la imagen de una virgen morena plasmada de manera colorida en la pobre manta de ése indígena. Se disiparon todas las dudas y la noticia corrió rápidamente por todas partes, la ciudad estaba conmovida por esta aparición y venían de todos lados para hacerle oración. Fue nombrada como ella había indicado, Virgen de Guadalupe, e hizo su segundo milagro, alivió al tío de Juan Diego, Bernardino, que apareció en su casa muy contento y sin dolores.



El primer prodigio de la virgen fue poner su figura en el ayate del indígena, que era una tela burda, hecha de fibras de maguey, no una tilma en el sentido propio de la prenda, que era más fina. El ayate lo utilizaban para acarrear cosas y era grueso y sin hechuras delicadas, material de trabajo, con que aguantara la carga era más que suficiente. Se le considera un cuadro códice, por la gran cantidad de mensajes teológicos que contiene. En relación a la virgen, nos dicen los especialistas, que se trata de una joven mestiza, cosa rara y profética, pues con solo 10 años de conquista apenas se vislumbraba esta nueva raza. Nos explican que la dama se encuentra embarazada, como lo muestra el cordón alrededor de su cintura, con lo cual se reafirma que la mezcla de indígena con español estaba por nacer. El lienzo se conserva en la nueva Basílica y actualmente esta protegido por un grueso cristal antibalas, pues aunque ha sobrevivido a las inclemencias del tiempo, al calor de los cirios y muchos peligros más, hay que ayudar en lo posible a la obra divina. Se recuerda un atentado contra la imagen en 1921, un falso adorador colocó una gran bomba en un arreglo floral y cuando explotó causó grandes destrozos alrededor, pero el cuadro salió ileso, un auto milagro de la virgen morena. A Juan Diego no le fue tan bien, tuvo que esperar 459 años más para ser beatificado por Juan Pablo II, en 1990.

La Guadalupana en Cuernavaca.

Un gran movimiento se da ese sacro día en la avenida Morelos esquina con Ricardo Linares, donde se encuentra la iglesia de San José del Calvario en Cuernavaca, pues este templo convive codo a codo con el Chapitel de la Virgen de Guadalupe, que si bien siempre está concurrido, los 12 de diciembre se genera todo un río de feligreses que llegan de muchas partes para adorar a la virgen morena. La placa colocada en parte superior dice “El año de 1538 se erigió este monumento. El 10 de mayo de 1772 fue consagrado a Ma. Sma. de Guadalupe por el Br. Lorenzo Messia Lovo”.



Los estudiosos me indican que originalmente se construyó como un mausoleo, y en la parte superior se encuentran los restos de Martín Cortés, el hijo de Hernán Cortés. Pero como está protegido por el INAH nada se ha hecho al respecto para salir de la duda. Sin embargo es lógico que así sea, pues el conquistador deseó tener a su familia en esta ciudad primaveral, bajo el resguardo de las frailes franciscanos, que él mismo trajo en 1924, siendo 12 religiosos de ésta orden lo que arribaron a la Nueva España para llevar a cabo la labor de evangelización.

Don Sergio Estrada Cajigal Barrera, presidente del Consejo de Cronistas de Cuernavaca, al cual pertenezco, me cuenta que el Chapitel, antes de ser dedicado a la virgen, en el siglo XVI, este indicaba el fin de la ciudad y era donde los paseantes se tenía que dar golpes en el pecho como señal de respeto, siendo por eso llamado el "humilladero". La fuente cercana, donde ahora está el monumento a la Madre, de Victor Manuel Contreras, se llamó durante La Colonia Plaza de Cortés, pero en la revolución y durante muchos años más se le conoció como Plaza de la Unificación Revolucionaria. Aunque coloquialmente siempre se le ha dicho El Calvario. Es un lugar preferido para los casamientos, la fuente de leones se llena de flores blancas cada domingo.


Es toda una obligación y tradición visitar el Chapitel el 12 de diciembre, en la plazoleta se pone una gran feria popular y se cierran las calles aledañas. Comienzan las fiestas desde la madrugada con las mañanitas, con atole, tamales, banda de música y por supuesto los Chinelos. Se venden vasijas de barro, artesanías, frutas, comidas populares como el taco acorazado, prendas típicas y sin faltar el oloroso pan de horno. Cientos de niños vestidos de Juan Diego y pequeñas rememorando a las mujeres indígenas están listos para tomarse la foto, con caballito o sin él. Son imágenes de la memoria que todos los mexicanos guardamos como parte de nuestra identidad. Los vendedores de milagritos hacen su agosto en diciembre pues muchos somos los que vamos a pedirle a la virgencita que nos ayude, y en muchas ocasiones el milagro sucede. Así lo muestran infinidad de testimonios en el altar de la virgen.

La fiesta sucede en todas las colonias de la ciudad, en Tetela del Monte, por ejemplo, tienen una ermita sobre la calle de La Cruz, donde cuentan que se apareció una imagen de la virgen y ahí mismo colocaron otra imagen pero de bulto. Mas lo que parece cierto es que el dueño del vivero La Rosa generó esa leyenda y en verdad que le ha resultado un portento, pues su negocio siempre esta lleno de grupos que desean hacer oración y además llevarse a casa plantas de ornato que les vende a precios accesibles el buen samaritano.


Dos Testimonios

Doña Petra


Mi familia siempre ha seguido el culto guadalupano y en momentos de apuro se recurre a la Reina de América para llenarla de peticiones. La más conocida y sobre todo veraz, fue la de mi abuela Petra, que habiendo enviudado en 1976 entró en una depresión tan grande que nadie la podía ayudar, mujer nacida en 1899 no creía en sicólogos ni nada de eso, así que solo le dimos un rosario guadalupano para que rezara. Se hacía oración en conjunto todas las tardes y mi abuela un día amaneció de magnífico humor y gran apetito, pidiendo su rompope como aperitivo. No se si fue milagro o fuerza de voluntad, pero le tengo que decir que doña Petra llegó sana y en su juicio hasta el año 2002, para morir naturalmente a la edad de 103 años, siendo mujer de tres siglos. Era de buena madera.

Ricardo y Begoña

Este testimonio es de una amiga e incluso lo tiene documentado. En los exámenes prenupciales que le hicieron, le fue detectada matriz infantil en retroversión, con lo cual quedaba imposibilitada para tener hijos. Cinco eminencias dieron el fallo. No eran tiempos de operación ni nada por el estilo pero el novio, Ricardo, decidió continuar con la boda ya que la amaba tal y como era, a sabiendas de que nunca tendrían familia natural. Begoña y su suegra se dedicaron a rezarle a la virgen de Guadalupe, la única embarazada de todas las vírgenes conocidas, así que meses después del viaje de bodas ella comenzó a sentir fuertes mareos, le diagnosticaron una infección en el oído y comenzó a tomar antibióticos en grandes cantidades. No había mejora, simplemente ella seguía con problemas de equilibrio. ¡Pues como me iba a curar, si estaba embarazada! – me dice riendo -, mi bebé nació con muchas dificultades, luego se lo lleve a mi Guadalupe, la niña adorada y de ahí para adelante, los mejores tesoros que ella nos dio se llaman Ricardo Ángel, Juan Carlos y Jorge, y ahí le paramos, ¡cual matriz infantil ni que nada!, mi morenita lo puede todo.

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El autor es ingeniero e investigador, es miembro fundador del Consejo de Cronistas de Cuernavaca y pertenece al Seminario de Cultura Mexicana. Premio Conaculta.

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Bueno de saber.

Ente títulos y Papas.


Además de los nombres populares, los Papas también le han dado condecoraciones, Pío X proclamó a Nuestra Señora de Guadalupe "Patrona de toda la América Latina"; Pío XI, de "todas las Américas"; Pío XII la llamó "Emperatriz de las Américas"; y Juan XXIII, "La misionera celeste del Nuevo Mundo" y "la Madre de las Américas". Aunque América solo hay una, el nombre en plural fue tomado del texto oficial.

La primera noticia que tenemos de su festejo oficial viene de 1667, cuando por bula del Papa Clemente IX se instituye el 12 de diciembre como día de fiesta en honor de la Virgen de Guadalupe. Para 1824 el Congreso de la Nación declara el 12 de diciembre como fiesta nacional. En 1988, la celebración litúrgica de la Virgen de Guadalupe fue elevada al rango de fiesta también en todas las diócesis de los Estados Unidos de América.

También es venerada en países tan lejanos como Taiwan, donde existe una gran congregación Guadalupana. El Papa Pio X la declaró como "Celestial Patrona de toda América y las islas Filipinas".



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Esta investigación aparece en varios medios de comunicación. Representante internacional Shvoong.
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Visita www.teteladelmonte.com
o en youtube busca Tetela del Monte.
Encontrarás un video con el muro religioso moderno más grande del mundo, localizado en Cuernavaca Morelos, México.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

¡ A SUS ÓRDENES MI CORONELA !


¡A SUS ÓRDENES MI CORONELA!
Leyendas morelenses de la revolución

"Y si adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar .."
Canción Popular




Doña Rosa Bobadilla

Corría el año de 1875 cuando nació ésta brava mujer, allá en el pueblo de Coatepec de las Bateas, estado de México. Desde pequeña estuvo padeciendo las injusticias de un régimen que favorecía a los ricos, pues fue parida el mismo año que Porfirio Díaz era elegido presidente por primera vez, una de muchas veces que ése dictador estaría sentado en la silla presidencial y que diera motivo para la lucha revolucionaria, enarbolada por Madero, con su consigna de ¡Sufragio efectivo no reelección!,

Así que la infancia de doña Rosa estuvo envuelta en esa diferencia de clases, viendo a los campesinos padecer en las tiendas de raya, donde eran tratados como esclavos y sus deudas con el patrón se acumulaban, si no alcanzaban a pagarlas en vida, pues ahí estaban los hijos, que tenían que seguir trabajando como animales para seguir sobreviviendo y abonarle a la deuda otro poquito, para soñar con ser libres algún día.

Por esos motivos, doña Rosa vió con ánimos la lucha armada allá por 1910 en Yautepec y se va con su marido, don Severiano Casas y sus dos hijos. El señor es nombrado coronel por don Emiliano Zapata y las mujeres de la revolución del sur tomaban el cargo de sus maridos, así que la doña pasó a ser coronela desde ese momento. Pero su esposo no le duró mucho tiempo en la revuelta, en ese mismo año cae muerto en el combate, muy poco aguante del hombre ése. Pero mi General Emiliano Zapata, al ver la bravura de esta hembra, le pregunta si quiere quedarse al mando del pelotón, ella sin pensarlo dos veces se le cuadra al líder sureño y le dice que si, que su vida está para servirle a la patria. Así da inicio la leyenda de La Coronela, doña Rosa Bobadilla viuda de Casas, mujer líder de 200 pelados en el mismo cerro del pericón, es decir, Yautepec. Unos dicen que no les dejaba tomar ni una gota de tequila, pero eso lo dudo.

Dirigía su pelotón con firmeza, estando siempre al mando, pero además tenía que seguir educando a los dos hijos que había procreado con don Severiano; José María y Alfonso, a los que les inculca el amor por la patria y también los manda a luchar al frente del pelotón, y éstos, queriendo o no queriendo tienen que obedecer a su madre y pues pasó lo que tenía que pasar, José María muere en el año de 1914 en combate. Pero doña Rosa no se desanima, le da cristiana sepultura y sigue en la batalla. Después vienen los invasores gringos y su segundo vástago, Alfonso, muere acribillado por esos balazos de la legión norteamericana. Todos pensaban que La Coronela se iba a retirar a llorar su soledad pero no, ni siquiera pasó eso por su mente. Se cuadra sus cananas y su carabina 30-30 para seguir en la lucha, sin más familia que esos 200 soldados que solo esperaban una orden suya para ir a defender los ideales de la revolución.



¿Quiénes eran las adelitas?
Haré un intermedio en esta narración para explicarles algo. En el sentido estricto de la palabra, les diré que las mujeres que acompañaban a los combatientes de la revuelta recibían varios nombres, por ejemplo, las soldaderas eran las mujeres de los soldados, por lo tanto, pertenecían a la tropa de los federales, contrarios a la lucha zapatita. Las adelitas eran las mujeres del norte, de las tropas de Pancho Villa, donde la leyenda nos dice que era una enfermera que ayudaba a los heridos en batalla y que su nombre era Altagracia Martínez, mujer guapa y muy comprometida con la causa. Otros la ubican en las tropas de villistas, pero ahora, el cronista Rosalío Estrada Moyado, actual presidente del Colegio de Cronistas de Morelos, me ilustra sobre esta noble mujer que nació en Puente de Ixtla y que emigró al norte, en donde se conoció como Marieta o Adela, Se dice que la Adelita fue una mujer que perteneció a la clase aristocrática de la Ciudad de México, más cuando se dejo venir el movimiento revolucionario, apoyo las causas justas del pueblo y se unió a la bola. Precisamente se unió a las tropas de Francisco Villa, y que también era conocida como Marieta, aunque muchos piensen que la Adelita y la Marieta, nombres muy reconocidos en la lucha revolucionaria, se trataba de la misma mujer. Finalmente fue acribillada y derramada su sangre, por mandato de Pascual Orozco.

En épocas actuales el apelativo de “Adelita” se les atribuye a las mujeres que entran a la lucha armada. Más sin embargo la realidad sobre La Adelita es incierta, ya que otros atribuyen que la Adelita fue una enfermera de la revolución, de nombre Adela Velarde, más sin embargo el tiempo se ha encargado de volver esto una leyenda ya que todo lo que se vierta en términos de este personaje jamás podrá ser comprobado, sobrevivirán meramente las hipótesis. Ahora, las Adelitas, representan un estado mental, donde se hace alusión a las mujeres que luchan por justicia y que sacan a su familia adelante.

Empieza la leyenda
Mi Rosa Bobadilla nunca se rajó y hasta donde yo se, tampoco se volvió a casar, yo creo que después de esas apocalípticas vivencias nada le asustaba ni le movía el petate del muerto. Ya más tranquila pero jamás inerte, realizó actividades de apoyo al sector femenil para la Liga de las comunidades agrarias. Sin miedo, con ese afán de justicia que la volvían notable. Además el carácter fuerte le ayudaba, siempre llevó con orgullo su carabina 30-30, el vestido de percal, icono de las adelitas y el sombrero charro. Las cananas no podían faltar. Pues así, ¿quién fregados le iba a faltar el respeto?



En 1916 el general Zapata le entrega un predio localizado entre las Calles de Guerrero y Gómez Farias, en Cuernavaca. Ella se propone ayudar a las viudas de la revolución y poco a poco, la vecindad conocida como de La Coronela, se convierte en techo para más de 60 familias nada distinguidas pero muy decentes. Fuete en mano y carabina al hombro, ponía orden y respeto cuando era necesario. Corriendo a los bravucones y pendencieros, dando refugio a los necesitados que buscaban una vivienda céntrica y barata.

Fueron muy celebrados sus tiroteos al aire libre que hacía cada 15 de septiembre en el zócalo capitalino, esa era su manera de dar el grito. Los que estaban cerca desprevenidos también gritaban asustados, pero al reconocer a la bravía mujer la llenaban de aplausos.


Rosa Bobadilla viuda de Casas

Doña Rosa muere en 1960 y a su sepelio asistió mucha gente de la alta sociedad, como ella solía decir. Es sepultada en el panteón de Acapantzingo, colonia de la primaveral ciudad. En su lápida podemos ver el cariño y respeto de su tropa civil.

"Madrecita, prestaste grandes servicios a la Patria.
Descanse en paz al lado de Dios y de los Héroes"


Bueno de saber.
Mi general Zapata tuvo muchas mujeres y con descendencia, pero con doña Josefa Espejo, su mujer oficial, solo tuvo dos niños que murieron de pequeños de manera muy trágica, Felipe picado de víbora de cascabel y Josefita de piquete de alacrán. Pero una hembra preferida fue Emilia Benites, alias la güera, que era una mujer rubia y de ojos azules, proveniente de una familia rural pero acomodada, del pueblo de Oaxtepec. Corría el año de 1916 y en los bailes de esa comunidad, ella siempre aparecía muy perfumada, pues era la preferida del general Zapata. Esta güera solo bailaba con el caudillo del sur. Mi general la quería a la buena y al final de la fiesta, él solo se despedía y le murmuraba al oído, para que sueño contigo si no tengo nada que ofrecerte.


Bibliografía: La Vecindad de la Coronela. Fernando Guerrero. PACMyC.Morelos // Mil quinientas mujeres en nuestra memoria colectiva. Aurora Tovar Ramírez. DEMAC // Memorias del fuego III - El siglo del viento. Eduardo Galeano. Siglo XXI editores // Entrevistas con familiares e inquilinos de la vecindad de La Coronela.