miércoles, 15 de diciembre de 2010

¡ A SUS ÓRDENES MI CORONELA !


¡A SUS ÓRDENES MI CORONELA!
Leyendas morelenses de la revolución

"Y si adelita se fuera con otro, la seguiría por tierra y por mar, si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar .."
Canción Popular




Doña Rosa Bobadilla

Corría el año de 1875 cuando nació ésta brava mujer, allá en el pueblo de Coatepec de las Bateas, estado de México. Desde pequeña estuvo padeciendo las injusticias de un régimen que favorecía a los ricos, pues fue parida el mismo año que Porfirio Díaz era elegido presidente por primera vez, una de muchas veces que ése dictador estaría sentado en la silla presidencial y que diera motivo para la lucha revolucionaria, enarbolada por Madero, con su consigna de ¡Sufragio efectivo no reelección!,

Así que la infancia de doña Rosa estuvo envuelta en esa diferencia de clases, viendo a los campesinos padecer en las tiendas de raya, donde eran tratados como esclavos y sus deudas con el patrón se acumulaban, si no alcanzaban a pagarlas en vida, pues ahí estaban los hijos, que tenían que seguir trabajando como animales para seguir sobreviviendo y abonarle a la deuda otro poquito, para soñar con ser libres algún día.

Por esos motivos, doña Rosa vió con ánimos la lucha armada allá por 1910 en Yautepec y se va con su marido, don Severiano Casas y sus dos hijos. El señor es nombrado coronel por don Emiliano Zapata y las mujeres de la revolución del sur tomaban el cargo de sus maridos, así que la doña pasó a ser coronela desde ese momento. Pero su esposo no le duró mucho tiempo en la revuelta, en ese mismo año cae muerto en el combate, muy poco aguante del hombre ése. Pero mi General Emiliano Zapata, al ver la bravura de esta hembra, le pregunta si quiere quedarse al mando del pelotón, ella sin pensarlo dos veces se le cuadra al líder sureño y le dice que si, que su vida está para servirle a la patria. Así da inicio la leyenda de La Coronela, doña Rosa Bobadilla viuda de Casas, mujer líder de 200 pelados en el mismo cerro del pericón, es decir, Yautepec. Unos dicen que no les dejaba tomar ni una gota de tequila, pero eso lo dudo.

Dirigía su pelotón con firmeza, estando siempre al mando, pero además tenía que seguir educando a los dos hijos que había procreado con don Severiano; José María y Alfonso, a los que les inculca el amor por la patria y también los manda a luchar al frente del pelotón, y éstos, queriendo o no queriendo tienen que obedecer a su madre y pues pasó lo que tenía que pasar, José María muere en el año de 1914 en combate. Pero doña Rosa no se desanima, le da cristiana sepultura y sigue en la batalla. Después vienen los invasores gringos y su segundo vástago, Alfonso, muere acribillado por esos balazos de la legión norteamericana. Todos pensaban que La Coronela se iba a retirar a llorar su soledad pero no, ni siquiera pasó eso por su mente. Se cuadra sus cananas y su carabina 30-30 para seguir en la lucha, sin más familia que esos 200 soldados que solo esperaban una orden suya para ir a defender los ideales de la revolución.



¿Quiénes eran las adelitas?
Haré un intermedio en esta narración para explicarles algo. En el sentido estricto de la palabra, les diré que las mujeres que acompañaban a los combatientes de la revuelta recibían varios nombres, por ejemplo, las soldaderas eran las mujeres de los soldados, por lo tanto, pertenecían a la tropa de los federales, contrarios a la lucha zapatita. Las adelitas eran las mujeres del norte, de las tropas de Pancho Villa, donde la leyenda nos dice que era una enfermera que ayudaba a los heridos en batalla y que su nombre era Altagracia Martínez, mujer guapa y muy comprometida con la causa. Otros la ubican en las tropas de villistas, pero ahora, el cronista Rosalío Estrada Moyado, actual presidente del Colegio de Cronistas de Morelos, me ilustra sobre esta noble mujer que nació en Puente de Ixtla y que emigró al norte, en donde se conoció como Marieta o Adela, Se dice que la Adelita fue una mujer que perteneció a la clase aristocrática de la Ciudad de México, más cuando se dejo venir el movimiento revolucionario, apoyo las causas justas del pueblo y se unió a la bola. Precisamente se unió a las tropas de Francisco Villa, y que también era conocida como Marieta, aunque muchos piensen que la Adelita y la Marieta, nombres muy reconocidos en la lucha revolucionaria, se trataba de la misma mujer. Finalmente fue acribillada y derramada su sangre, por mandato de Pascual Orozco.

En épocas actuales el apelativo de “Adelita” se les atribuye a las mujeres que entran a la lucha armada. Más sin embargo la realidad sobre La Adelita es incierta, ya que otros atribuyen que la Adelita fue una enfermera de la revolución, de nombre Adela Velarde, más sin embargo el tiempo se ha encargado de volver esto una leyenda ya que todo lo que se vierta en términos de este personaje jamás podrá ser comprobado, sobrevivirán meramente las hipótesis. Ahora, las Adelitas, representan un estado mental, donde se hace alusión a las mujeres que luchan por justicia y que sacan a su familia adelante.

Empieza la leyenda
Mi Rosa Bobadilla nunca se rajó y hasta donde yo se, tampoco se volvió a casar, yo creo que después de esas apocalípticas vivencias nada le asustaba ni le movía el petate del muerto. Ya más tranquila pero jamás inerte, realizó actividades de apoyo al sector femenil para la Liga de las comunidades agrarias. Sin miedo, con ese afán de justicia que la volvían notable. Además el carácter fuerte le ayudaba, siempre llevó con orgullo su carabina 30-30, el vestido de percal, icono de las adelitas y el sombrero charro. Las cananas no podían faltar. Pues así, ¿quién fregados le iba a faltar el respeto?



En 1916 el general Zapata le entrega un predio localizado entre las Calles de Guerrero y Gómez Farias, en Cuernavaca. Ella se propone ayudar a las viudas de la revolución y poco a poco, la vecindad conocida como de La Coronela, se convierte en techo para más de 60 familias nada distinguidas pero muy decentes. Fuete en mano y carabina al hombro, ponía orden y respeto cuando era necesario. Corriendo a los bravucones y pendencieros, dando refugio a los necesitados que buscaban una vivienda céntrica y barata.

Fueron muy celebrados sus tiroteos al aire libre que hacía cada 15 de septiembre en el zócalo capitalino, esa era su manera de dar el grito. Los que estaban cerca desprevenidos también gritaban asustados, pero al reconocer a la bravía mujer la llenaban de aplausos.


Rosa Bobadilla viuda de Casas

Doña Rosa muere en 1960 y a su sepelio asistió mucha gente de la alta sociedad, como ella solía decir. Es sepultada en el panteón de Acapantzingo, colonia de la primaveral ciudad. En su lápida podemos ver el cariño y respeto de su tropa civil.

"Madrecita, prestaste grandes servicios a la Patria.
Descanse en paz al lado de Dios y de los Héroes"


Bueno de saber.
Mi general Zapata tuvo muchas mujeres y con descendencia, pero con doña Josefa Espejo, su mujer oficial, solo tuvo dos niños que murieron de pequeños de manera muy trágica, Felipe picado de víbora de cascabel y Josefita de piquete de alacrán. Pero una hembra preferida fue Emilia Benites, alias la güera, que era una mujer rubia y de ojos azules, proveniente de una familia rural pero acomodada, del pueblo de Oaxtepec. Corría el año de 1916 y en los bailes de esa comunidad, ella siempre aparecía muy perfumada, pues era la preferida del general Zapata. Esta güera solo bailaba con el caudillo del sur. Mi general la quería a la buena y al final de la fiesta, él solo se despedía y le murmuraba al oído, para que sueño contigo si no tengo nada que ofrecerte.


Bibliografía: La Vecindad de la Coronela. Fernando Guerrero. PACMyC.Morelos // Mil quinientas mujeres en nuestra memoria colectiva. Aurora Tovar Ramírez. DEMAC // Memorias del fuego III - El siglo del viento. Eduardo Galeano. Siglo XXI editores // Entrevistas con familiares e inquilinos de la vecindad de La Coronela.

2 comentarios:

  1. Rosa Nació en Capulhuac de Mirafuentes, estado de México, y casó con Severiano en el municipio de Tinaguistenco, en concreto en el pueblo de San Lorenzo de Las Guitarras

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  2. Su biografía novelada esta en el libro "SE FUERON A LA BOLA" de Lorenzo Orihuela Flores, y efectivamente, fue nativa de Capulhuac.

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