martes, 14 de julio de 2009

El Taco Acorazado, con sabor a revolución



El taco acorazado morelense. Manjar con sabor a revolución

Después del caudillo del sur, mi general Zapata, que luchó por el bienestar social y económico de los campesinos, símbolo reconocido mundialmente, el segundo icono, aunque sin validez oficial en ayudar a la economía familiar en momentos de penurias, es sin duda el taco acorazado, que en Cuernavaca y todo Morelos se consume de manera masiva, sabrosa y compulsiva. Es una comida completa. Solución que ni a Fox se le ocurrió incluir en su programa de “changarros”.

Según el diccionario, un taco consiste en tortilla de maíz rellena de carne u otro guisado. En la época prehispánica no existía el arroz, elemento esencial para el tradicional taco morelense, por eso no se le podía llamar acorazado. Los grandes submarinos, nacidos primero en la mente de Julio Verne y después hechos realidad en el siglo XIX, apenas eran conocidos. Tampoco creo que la creadora de este platillo hubiera visto la película “El acorazado Potemkin”, pero la palabra era sinónimo de grande, ahora diríamos Mega. Mas sin entrar en explicaciones etimológicas, platiquemos sobre su origen para disfrutarlo mejor a la hora de comer.

¿Donde empezó todo?

Cuando la necesidad económica es grande, la iniciativa sale a flote. La señora Felícitas Sánchez*, residente de Cuautla allá por la primera década del siglo pasado, recién regresada del norte del país, tenía que mantener al pequeño y enojón Gabino, al revisar su mal provista despensa, se encontró solo con tortillas, arroz y huevos. Así que como toda buena mujer emprendedora, cocinó una gran cazuela de arroz morelense - el mejor - y preparó los huevos duros. Colocó todo en una canasta y se fue a venderlos al lugar donde había más gente con necesidad de comer rápido y barato. Se le ocurrió la estación de ferrocarril, cercana a su casa. Para iniciar su negocio no necesitó especialistas en mercadotecnia ni asesores de imagen. Así que en un anafre calentó las tortillas de maíz azul y ofreció los tacos, que consistían en dos tortillas, después una cama de arroz, un huevo duro y todo bañado con salsa picante. Rápidamente los pobres viajeros amontonados en esos incómodos vagones, que iban a emplearse como peones para el corte de caña, encontraron una solución a su necesidad básica de comer sabroso y con poco dinero, sin bajarse del tren, bajo riesgo de perder su lugar. En la estación ferroviaria se vendían muchos alimentos, como los clásicos tamales nejos, pipian, atoles de muchos sabores, guayabas, tacos de tripas de pato, que según el padre del conocido "Capitán Cabucho", cronista unipersonal y sin tapujos, dice eran un manjar. Abundaban las frutas en almíbar, los dulces típicos, el pulque y muchas cosas más. Pero los tacos de huevo duro dieron la batalla y se terminaron rápidamente. Así que ese día, la señora Felícitas regresó a su casa con la canasta vacía, pero con dinero ganado a la buena. Tuvo con que alimentar y educar al Gabino. Ya habiendo ubicado el adecuado “canal de comercialización”, repitió la actividad día con día, y ya disponiendo de más recursos económicos, usando su imaginación y escuchando las sugerencias de sus clientes, fue aumentando la variedad, agregó otros guisados como torta de papa, rajas con crema y todos los productos más baratos y rendidores. Por su gran tamaño, un paseante se asomó por la ventanilla del apretujado vagón y a gritos pidió un taco "acorazado".



Así, sin más preámbulos, el taco recibió la fe de bautizo. Los tacos acorazados se volvieron comida obligada para todos los viajeros de la estación de ferrocarriles, muy concurrida por personas con pocas monedas en el bolsillo. Sobre todo de los llamados “negritos”, esos que venían a trabajar en la zafra, cortando caña recién quemada y haciendo montones para que el camión pasara por ellos.



No solo de pan vive el hombre

Pasaron varios años, el hijo de la señora Felicitas, Gabino al igual que la demanda, creció, y ella siguió aumentando la variedad de los componentes. Los preparó de tortas de carne en chile rojo y verde, pollo, milanesa, chorizo, chuleta ahumada o con salsa macha, chiles rellenos y de todo lo que sus clientes le iban pidiendo. Había encontrado un nicho de mercado que ningún comerciante estaba atendiendo. Crió a su y después decidió probar suerte en Cuernavaca. Su primer puesto - dicen los entendidos - estuvo en el kiosco del zócalo capitalino, por los años sesenta, buscando siempre clientes con poco dinero y tiempo, pero ansiosos de comer algo rápido y sabroso.


Pasando a lo vivido

Mis primeros recuerdos de este manjar vienen de los años setentas, cuando como todo buen "nerd", iba a la biblioteca León Salinas, en la calle de Rayón esquina Comonfort para preparar mis tareas y de paso ligar. Allí, a dos pasos, sobre Rayón, estuvo la primera sucursal formal de los famosos tacos acorazados, con formal me refiero a un minúsculo local, que al menos tenía techo para resguardarnos del agua, y al frente un minúsculo mostrador. Siendo objetivos, diremos que en realidad era solo un pasillo, sin lugar para sentarse, se tenía que consumirlos de pié, pero todos asistíamos para matar el hambre con poco dinero. Había una pequeña mesa que no podíamos utilizar, era dedicada exclusivamente a la sirvienta, Mary, que después se volvió rejega y dijo que ella era en realidad la creadora del exitoso taco. Cosa muy alejada de la realidad.. Nunca faltaba el enorme frasco con rajas y papas azadas, preparados de una manera especial que los hacían muy codiciados. Además, podíamos llevar nuestro propio refresco y nada pasaba. Todo era permitido. El servicio era rápido y muy económico. Ni siquiera se necesitaba dejar propina. Todos podíamos estudiar a gusto, comer bien y después irnos a tomar clases. Barriga llena te mueve mejor las neuronas.

Ahora éste noble negocio se ha clonado en muchos lugares y es una prospera fuente de ingresos para las familias morelenses, La señora Felícitas hubiera sido excelente líder o asesora de la asociación ¡Vamos México! En su mayoría, las dueñas de los puestos son mujeres trabajadoras, que preparan los guisos y atienden a los apresurados clientes con prontitud asombrosa.



El taco acorazado es una comida completa que merece un lugar aparte y privilegiado en la economía estatal. Las estadísticas en los buscadores cibernéticos nos revelan que existen más de 4,780 variedades de tacos en todo el país, pero lo que no dicen, es que éste es el único 100% morelense, muy alimenticio y proveedor de gran cantidad de proteínas. Sin lugar a dudas, más nutritivo que una sopa instantánea, un hot dog o la socorrida hamburguesa. Cuesta 4 veces menos que una cajita feliz que vende el payasito de los productos trasgénicos, marca tan demandada legalmente por sus nefastas consecuencias y que dio pié a la película 'Engórdame', pero sobre todo menos grasoso que el pollo del General Sanders (KFC).

Si otros lugares tienen monumentos a sus platillos típicos, ¿por qué en Morelos no hacemos lo mismo? La UNESCO debería darle la certificación de origen, Propongo poner dos, uno en la estación de ferrocarril en Cuautla y el otro junto al “Morelotes”, en plena plaza de armas. ¿está de acuerdo conmigo?



Loa de la cocinera

El vecino y la vecina
el ahorro semanal
el honor de la Cocina
la tradición nacional

Hoy es cuando la raqueta
hoy es cuando las machoides
el afán de la silueta
y el mito de las tiroides

Edad pálida y enjuta
quién como y bebe hoy en día
-de la abolida minuta
oíd la filosofía

Alfonso Reyes


Somos hijos del maíz

Cuentan las leyendas, que los dioses hicieron a los primeros hombres de granos débiles y por eso no perduraban. Quetzalcoatl, preocupado por esto, se dirigió al reino de la muerte, el Mictlán, y convirtiéndose en hormiga roba el grano para llevarlo a Tamoanchan o paraíso, los dioses lo amasan y forman la nueva raza. El maíz es la base de nuestra cocina, se prepara en diferentes platillos y tiene múltiples propiedades alimenticias, puede ser pequeño o grande y de colores variados; blanco, , gris, azul, amarillo, rojo, morado, pinto y hasta rosa. Linneo lo clasifica científicamente como “zea mays” (causa de la vida), los nahuas llamaban “cintli” a la mazorca o “tlaolli” al grano, para los mayas era “xim”. Las compañías trasgénicas le clasifican como TeozintleXXX, donde los 3 últimos caracteres hacen referencia a su variedad y lote de fabricación. Dios creó el maíz y el hombre hizo tacos. Referencia: Códice Chimalpopoca y revista Ketzalcoatl.

Notas.

* Gracias por la información proporcionada del Investigador Histórico, Lic. Jesús Pérez Uruñuela. Los demás datos adicionales fueron tomados de la Internet.

El autor es investigador y miembro del Seminario de Cultura - Corresponsalía Morelos - Miembro fundador del Consejo de Cronistas de Cuernavaca - Premio Conaculta.

mpalmavargas@gmail.com miguelpalma.mexico.org

4 comentarios:

  1. Me encanta como escribe Miguel Palma y su crónica tan colorida sobre la gastronomía morelense.

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  2. genial, maravillosa cronica los mexicanos somos unicos

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  3. No sabia que surgio como comida de "pobres", como sea, a mi se me acaba de antojar uno xD

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